La gestión del talento ha surgido como la nueva herramienta y tendencia en las organizaciones que compiten en ambientes cada vez más reducidos y restringidos, pero además caracterizados por la masificación de la tecnología y la cada vez más estrecha búsqueda de satisfacción de las necesidades de los clientes y consumidores.
Dentro de un entorno globalizado, en el cual la aportación del talento a los procesos productivos se traduce en una ventaja competitiva, hacer bien desde la primera vez es esencial, pero además, poderlo replicar como modelo de mejoramiento, resulta vital para continuar compitiendo.
Esto significa que hay que desempeñarse mejor que el estándar del mercado y es aquí donde, en condiciones de tecnología, infraestructura y conocimientos similares, el talento es clave para hacer la diferencia.
Las organizaciones deben estructurar sus planes de gestión de talento apegados a su propia realidad y dar importancia a tres aspectos:
- Dedicar tiempo y esfuerzo a entender las tendencias del entorno socioeconómico y el mercado laboral en el que se mueven, además de a analizar su propia organización actual y futura para definir qué talento marca la diferencia en su negocio y en su tipo de organización.
- Actuar en toda la “cadena” de la gestión del talento (no sólo en la atracción y retención) y prestar especial atención a la identificación, el desarrollo y el despliegue de personas que ya forman parte de la empresa. Superar las barreras de procesos específicos como la selección, formación o compensación, que a menudo imponen una visión parcial y sesgada, para planificar y evaluar los resultados del proceso global.
- Involucrar a las personas adecuadas en diversas fases del proceso para apoyar la iniciativa, desde el comité de dirección hasta el área de recursos humanos, pasando por los mandos intermedios.
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MSc. Marlen Perez, Psicóloga Organizacional