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Reflexiones para iniciar la semana: “la ira y el enojo”

Aquel que dice que nunca se enojó “miente”. Porque el enojo es una emoción natural, todos los seres humanos nos enojamos en la vida, todos. Pero la ira es el enojo extremo o mejor dicho, es cuando nosotros permitimos que el enojo se alargue hasta que explote. La ira digamos que es una emoción intensa y descontrolada, cuando pierdes ya el control. Sabes que es común ver en el día a día personas muy enojadas y personas iracundas.

Personas enojadas que pelean por todo y personas con ira que siempre están gritando y siempre están agrediendo a las demás personas. Obviamente que esto a veces se vive dentro de un hogar dónde hay constantes peleas personas escriben: “yo ya no puedo convivir más así”, “esta situación está difícil”, “él o ella es totalmente insoportable, cualquier cosa lo irrita por cualquier motivo grita, por todo insulta”. Y sabes que a veces la casa se convierte en el mayor campo de batalla donde no se pelea con armas, pero las palabras hieren tanto o a veces en el peor de los casos, la violencia física es tan terrible. Yo considero a esto una alteración de lengua y de mente. ¿Por qué razón porque nuestra lengua es puesta en movimiento antes de colocar nuestro cerebro en funcionamiento? Cuando nosotros colocamos primero nuestra lengua movimiento antes que nuestro cerebro en funcionamiento, hay un descontrol completo que puede terminar destruyendo las relaciones interpersonales en familia, en el trabajo o en cualquier lugar; pero, ¿sabes qué es lo peor? Termina destruyendo la vida misma de cada persona.

¿Qué cosa es la ira? Hay varios conceptos, algunos que los definen como la pasión violenta del alma, la indignación, enojo, el apetito o deseo de venganza. Sin embargo, esta es la causa de violencia contra otros o contra a uno mismo. Lo que si podemos concluir es una emoción fuerte que puede llevar a nuestra vida a un descontrol a poder actuar de manera impulsiva e incluso hasta llegar a desconocernos completamente por las cosas que haremos.

Una de las cosas que debemos entender, es que la ira no se hereda: “¡ah”, es que mi padre era así, mi abuelo era así y yo continuo la línea”. Y no, no es así. Esta es una respuesta que nosotros vamos aprendiendo.

Hay 2 tipos de ira: la externa y la interna. La externa es la ira explosiva como su nombre lo indica; se encendió y se apagó rápido en ese momento y puede incitar venganza, aunque no se lleve a cabo. Pero la más peligrosa es la segunda, la interna, la cual esa es continua; es aquello permanece en la mente y se va planificando en venganza. Aparentemente es buena para muchos porque no es explosiva.

¿Has visto personas que cuando están enojadas no expresan lo que tiene dentro? Puedes decir ¡wow, impresionante!, nunca se enojan; ¿has visto personas que intentan disfrazar su enojo con una sonrisa?, ya sea sarcástica o colocarse una máscara de todo está bien; eso es lo más peligroso, por que aquello que aprendes a disfrazar, dentro de tu mente aprendes a planificar y lo que aprendes a planificar es venganza. Tu mente empieza a trabajar y ahí se instalan en tu corazón los sentimientos que van a acompañar a ese enojo. Esto puede deberse a conflictos internos que son los que tienes como recuerdo doloroso de tu pasado, los llevas dentro y causa dolor hasta finalmente atacarte a ti mismo, devaluarte como persona, reprimirte y hasta llevarte a un estado de depresión. Por otro lado, al externarlo es lo que le damos a los demás y eso puede ser negativo.

Todo esto anterior es lo que no podemos controlar, pero, ¿es pecado enojarse? No, porque todos nos enojamos ante ciertas situaciones, el problema es cuando ese enojo va a mayor grado hasta convertirse en ira, donde terminas hiriéndote y  haciéndote daño. Debemos controlar la ira como patrón de conducta, por que si la dejamos salir seremos vengativos y no pensaremos en el perdón como una opción.

¿Cómo puedo controlar esta situación? No dejes que tu ira dure por mucho tiempo. ¿Y cuánto dura? Dependerá de si decides comenzar a guardar ofensas, mirar tus heridas y ceder al maltrato. Ahora, fíjate como toda emoción es controlada y tiene fecha de vencimiento, sabes que las cosas expiradas huelen horrible y hacen daño; por eso hay sentimientos y emociones en la vida que tenemos que colocarles fecha de expiración. Por ejemplo, aquellos problemas que surgieron tienen que ser resueltos rápidamente, sabes que entre más se alargan pueden causar rencores, resentimientos y descontrol. Pero, todo este descontrol son causas guardadas con el tiempo que terminarán explotando juntas.

¿Sabes cuáles son las consecuencias? Esto nos afecta física y mentalmente, nuestro organismo cambia en ese momento, aumenta la presión arterial, se aceleran los latidos cardíacos, se producen cantidades enormes de adrenalina, se dilatan las pupilas y otras funciones físicas, y se debilita el sistema inmunológico y, cuando tienes un sistema inmunológico débil, estás más propenso a enfermarte o pensar en medidas más drásticas que atenten contra la vida.

A veces damos excusas, ¿verdad? “Él me hizo enojar”. No, tú decidiste. Nadie puede tener dominio sobre ti. No justifiques muchas situaciones que no se pueden justificar con los clásicos “Así soy” o “así es mi genio”. No. Hay cosas que se pueden cambiar.

Para finalizar la reflexión, quiero darte 4 recomendaciones:

1. Reconoce el problema y toma la decisión de desechar la ira. Yo decido y cada vez que tu enojo se esté convirtiendo en ira, piensa: “Yo tengo el control”.

2. No desgastes tu vida en cosas triviales; no te enojes por todo y pasa por alto muchas ofensas, sé feliz:

Un día, un padre de familia fue insultar al profesor y éste no le dijo nada. El padre de familia lo insultaba y el profesor se quedaba callado. Luego, al profesor le preguntaron: ¿por qué usted no le respondió nada? y él afirmó: Cuando alguien te ofrece un regalo y tú no lo recibes el otro se queda con él. Él trajo agua sucia para bañarme, yo no lo recibí. Él tiene que bañarse con su propia agua”.

3. Cede tus derechos a Dios y no pienses en vengarte. Permite que Dios pueda sanar tus heridas.

4. Respira, ora y pide que tener el control.

Olga Orozco Alfaro – Asistente administrativa BSG

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